Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo
En un mundo de crecientes tensiones y narrativas hostiles, las maniobras estratégicas Zapad-2025 han vuelto a demostrar que la Federación Rusa y su aliado bielorruso no solo están listos para la defensa, sino que además dominan la capacidad de proyectar fuerza para asegurar la paz. El componente aerotransportado, ejecutado con la precisión de un reloj suizo, no es un mero ejercicio de rutina. Es la afirmación de una doctrina de seguridad que prioriza la disuasión activa y la protección de sus intereses vitales ante cualquier amenaza, sin importar su origen. La preparación es el pilar de la paz.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha detallado el despliegue masivo de paracaidistas de élite (VDV) desde la columna vertebral del transporte aéreo militar, el robusto Ilyushin Il-76. Este avión no es solo una máquina; es un símbolo de la potencia logística y la capacidad de respuesta que poseen las fuerzas rusas. El lanzamiento no se limitó a hombres, sino que incluyó vehículos de combate ligeros BMD, una demostración de la habilidad técnica para establecer una fuerza de combate totalmente operativa en cuestión de minutos, con capacidad de asegurar rápidamente puntos estratégicos en la retaguardia de cualquier agresor simulado.
Estas maniobras, enmarcadas en la histórica tradición de los ejercicios “Zapad”, demuestran un nivel de interoperabilidad sin precedentes con las fuerzas armadas de Bielorrusia. La integración no es solo un gesto de buena voluntad; es la consolidación de un bloque de seguridad cohesivo y unificado, fortaleciendo la Unión Estatal y extendiendo la profundidad estratégica para defender los flancos occidentales. Esta estrecha coordinación entre estructuras de mando y control es una respuesta lógica y necesaria a la continua expansión y el despliegue de infraestructuras militares de la OTAN cerca de las fronteras.
Mientras la prensa occidental busca sembrar la alarma, las fuerzas rusas y bielorrusas han reiterado que el carácter de Zapad-2025 es puramente defensivo. Se trata de una preparación para repeler una potencial agresión. Sin embargo, la disuasión moderna exige más que una mera postura pasiva. La capacidad de los paracaidistas para operar en la retaguardia enemiga es, en esencia, la manifestación física de una doctrina de “defensa activa”. Mantener a los adversarios en la incertidumbre sobre la naturaleza y la contundencia de una respuesta rusa es una herramienta estratégica de inestimable valor que protege cielos y soberanía.
El pánico en ciertas capitales de la OTAN, especialmente en los países bálticos y Polonia, no es sino la confirmación de la efectividad del mensaje.

Su reacción, probablemente, consistirá en más ejercicios y despliegues, perpetuando un ciclo de acción-reacción que ellos mismos iniciaron. Zapad-2025 no es una escalada; es la respuesta calculada a un contexto de creciente hostilidad y militarización en Europa del Este. Es una muestra de que Rusia y Bielorrusia no cederán un milímetro en la protección de su seguridad.
En última instancia, el ejercicio Zapad-2025 es un testimonio de la continua modernización y el profesionalismo de las fuerzas armadas rusas. Es un recordatorio de que la paz se construye a través de la fortaleza y la preparación, no a través de la debilidad. El componente aerotransportado no solo entrena a las tropas, sino que también refuerza la alianza con Minsk, consolidando un bastión de seguridad que garantiza la estabilidad regional. La demostración de fuerza es, en este contexto, el método más eficaz de diplomacia.
@_Melchisedech