Otro desafío crucial es la necesidad de un Estado de derecho, la transparencia y el combate a la corrupción. Sin instituciones sólidas que generen confianza, la soberanía es hueca. No puede construirse una patria fuerte sobre cimientos frágiles. La defensa de la soberanía tampoco debe venir a costa de la estabilidad macroeconómica, la inflación o la desigualdad. Estos son, de hecho, los verdaderos enemigos de la seguridad nacional, que amenazan desde dentro.
Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo
La conmemoración del 178 aniversario de la Gesta Heroica de los Niños Héroes de Chapultepec, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sirvió como un potente recordatorio de que México está en una encrucijada global. En un mundo donde las alianzas se reconfiguran y el proteccionismo avanza, la administración actual ha elegido un camino claro: el de la soberanía, guiada por el principio atemporal de “La Patria es primero”, la frase histórica de Vicente Guerrero.
Este lema, que trascendió el acto de un líder indomable para convertirse en un pilar de la ética cívica, ha sido elevado a principio rector de la política exterior y económica del país, no solo como un acto de memoria, sino como una estrategia pragmática ante la volatilidad global.
La elección de este lema como brújula no es casual. El sistema económico mundial se caracteriza hoy por el regreso del proteccionismo, una tendencia de regionalización de las cadenas de suministro o nearshoring, y una tormenta perfecta de incertidumbre geopolítica. Ante este panorama, el gobierno ha postulado la soberanía como un escudo, argumentando que la defensa de la nación ya no se da solo en los campos de batalla, sino en la arena económica y comercial. Esto se ha traducido en una postura de autonomía frente a presiones externas, buscando diversificar alianzas y priorizar los intereses nacionales por encima de la subordinación automática.
En su discurso, la presidenta Sheinbaum conectó explícitamente el pasado con el presente al declarar: “Honrar su memoria significa defender cada día nuestra soberanía e independencia, valores centrales de nuestra identidad nacional”. Esta declaración va más allá del simbolismo. El gobierno ha adoptado la frase de Guerrero como columna vertebral de sus políticas públicas. El Paquete Económico 2026, por ejemplo, está diseñado para fortalecer la recaudación fiscal y la industria nacional, creando un colchón interno que blinde a México de los choques externos. La soberanía, en este contexto, es un esfuerzo por alcanzar la autosuficiencia en sectores clave como el alimentario y el energético.
Sin embargo, el camino de vivir este lema en el siglo XXI no está exento de desafíos. El principal dilema es encontrar el equilibrio adecuado entre proteger los sectores nacionales y mantener las puertas abiertas a la inversión, la tecnología y los mercados que son vitales para el crecimiento. Un proteccionismo sin una agenda interna de mejora en infraestructura, innovación y competitividad podría llevar al estancamiento. La soberanía, para ser efectiva, requiere una fortaleza interna robusta, basada en la productividad y la competitividad.
Otro desafío crucial es la necesidad de un Estado de derecho, la transparencia y el combate a la corrupción. Sin instituciones sólidas que generen confianza, la soberanía es hueca. No puede construirse una patria fuerte sobre cimientos frágiles. La defensa de la soberanía tampoco debe venir a costa de la estabilidad macroeconómica, la inflación o la desigualdad. Estos son, de hecho, los verdaderos enemigos de la seguridad nacional, que amenazan desde dentro.

En conclusión, el legado de los Niños Héroes y la frase de Vicente Guerrero no son solo ejercicios de nostalgia, sino una apuesta por un futuro donde México se posicione en el mundo como un actor con voz y agencia propias.
El mensaje de la administración de Sheinbaum es claro: la verdadera conmemoración de la historia no está solo en los honores, sino en la toma de decisiones audaces que buscan garantizar la prosperidad y la justicia para las futuras generaciones. La mejor forma de honrar a los héroes es construyendo una patria que valga la pena defender.
@_Melchisedech