Policía de Pachuca cómplice de un acto condenable
Aunque el presidente municipal de Pachuca, Jorge Alberto Reyes Hernández, trató de deslindar a las instituciones del Ayuntamiento de los sucesos ocurridos en el entorno de la iglesia de La Asunción y los portales de la Plaza de la Constitución, que por poco culminan en el linchamiento de un hombre, por supuesto que hay responsabilidad por omisión y complicidad por parte de la Secretaría de Seguridad Pública, Tránsito y Vialidad.
La víctima de brutal agresión física (acusado todo parece indicar injustamente de ser ratero, y cometer un delito en ese lugar, poco después de medio día del lunes), le pidió apoyo a un agente policiaco o de tránsito, al momento de que intentan amarrarlo a un poste.
Aunque suplica en dos ocasiones por apoyo del “oficial”, éste además de no intervenir, tampoco solicitó refuerzos para detener la cobarde actividad de comerciantes de ese polo del centro de la ciudad, que sacando su lado troglodita masacran a la víctima que se identifica como Javier Peralta Chávez, hijo de Teresa Chávez Sánchez.
El video captado por el reportero Ambrosio Rodríguez, de más de 12 minutos de duración, además de las cámaras de videovigilancia en servicio en la calle Julián Villagrán del centro de Pachuca, dan testimonio de que la Secretaría de Seguridad Pública de Pachuca incurrió en omisión y permitió un caso de violencia exacerbada al amparo de la impunidad.
Y no obstante que el alcalde capitalino insista en que “fue un caso entre particulares”, y afirme que su policía le brindó apoyo a la víctima, al trasladarlo al Hospital General, para que presentara su denuncia ante el Ministerio Público, es necesario señalar que, primero los patrulleros lo sometieron no obstante encontrarse herido y vejado a sus ojos. Y según versiones de conocidos de la víctima, él solito acudió al hospital, no fue canalizado por los patrulleros.

La Policía de Pachuca fue cómplice de un acto condenable. No supo cómo actuar, careció de un protocolo de protección de un ciudadano atacado a mansalva, ante una acusación que no se pudo comprobar.
Se permitió la ley del más fuerte, no se detuvo e investigó primero al imputado. Hubo miedo del “oficial” ahí presente de la reacción en su contra de dos o tres comerciantes que comenten él o los delitos en agravio de Javier Peralta. Y con ello se exhibe negligencia, pues bastaba con pedir refuerzos. Entorno al Reloj Monumental, acababa de transcurrir el desfile cívico y militar, y aún había decenas de elementos y patrullas.