¿La Inteligencia de EE. UU. dirige la Guerra Antidrogas en México?
Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo
Una reciente investigación de la agencia de noticias Reuters ha destapado una realidad operativa largamente rumoreada en la lucha contra el narcotráfico: la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos desempeña un papel central y estratégico en las operaciones antinarcóticos en territorio mexicano. La investigación, basada en testimonios de un alto exfuncionario de la Embajada de EE. UU., sugiere que, aunque la DEA es la cara más visible, la CIA actúa como el cerebro coordinador detrás de la cortina, guiando a las diversas agencias estadounidenses y mexicanas.
El informe detalla una simbólica y reveladora jerarquía dentro de la embajada estadounidense en la Ciudad de México. Mientras que los agentes de la DEA y otras agencias operativas se encuentran en un piso inferior, los analistas de la CIA y otras agencias de inteligencia comparten el mismo nivel que el embajador.
Esta disposición física, más allá de la simple logística, subraya una estructura de poder clara: la inteligencia estratégica de la CIA se encarga de la coordinación de alto nivel, mientras que las fuerzas operativas ejecutan las acciones sobre el terreno.
El apoyo de la CIA a las fuerzas de seguridad mexicanas no es un fenómeno reciente. La investigación señala que la agencia ha respaldado, desde la década de 1990, la creación y el fortalecimiento de unidades de élite dentro del ejército y las agencias de inteligencia de México. Estas unidades, a menudo referidas como “CIA-vetted units”, reciben capacitación, financiamiento y tecnología de vigilancia avanzada. Este apoyo ha sido fundamental en la captura de figuras de alto perfil, como la reciente aprehensión de Ovidio Guzmán López.
Con la explosiva crisis del fentanilo en Estados Unidos, la participación de la CIA en México se ha intensificado. La urgencia por frenar el flujo de este narcótico ha llevado a un aumento en los recursos y el enfoque de la agencia en el país. El uso de tecnología avanzada, como los drones MQ-9 Reaper para la vigilancia de los cárteles, evidencia el cambio de estrategia. Si bien esta colaboración busca ser más efectiva, también plantea serios desafíos en términos de soberanía nacional y diplomacia bilateral.
Sin embargo, esta estrategia de “golpes de alto valor” no está exenta de efectos secundarios complejos y preocupantes.

La investigación de Reuters advierte que la eliminación de líderes de cárteles ha fragmentado a estas organizaciones en grupos más pequeños, numerosos y a menudo más violentos que compiten por el control territorial y las rutas de tráfico. Esta fragmentación, según analistas, ha contribuido directamente a la persistente ola de violencia en México, una paradoja en la que los éxitos tácticos de la estrategia antinarcóticos pueden exacerbar la inestabilidad.
Las declaraciones públicas de funcionarios de ambos países a menudo ocultan esta realidad operativa. Por ejemplo, la embajada de EE. UU. ha negado participación directa en operativos como el desmantelamiento de narcolaboratorios en Sinaloa, atribuyendo el éxito exclusivamente a las autoridades mexicanas. Esta postura, aunque técnicamente verídica, omite el rol estratégico de la CIA. La inteligencia crucial, el financiamiento y la coordinación que hacen posibles estos operativos a menudo se originan en el “piso superior” de la embajada, demostrando que, en esta guerra, la agencia opera como un silencioso y poderoso coordinador en las sombras.
@_Melchisedech