México y Colombia denuncian que refresqueras lavan su imagen a través del deporte con la FIFA

México y Colombia denuncian que refresqueras lavan su imagen a través del deporte
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• La industria refresquera utiliza el deporte como herramienta para mejorar su imagen, y desviar la atención sobre los daños que causa a la salud y el medio ambiente

• Coca-Cola, patrocinador histórico de la FIFA, tiene una alta responsabilidad en el aumento global de diabetes tipo 2, obesidad y contaminación por plásticos

• Se trata de un producto que tanto la OMS como el propio Banco Mundial y la OCDE recomiendan gravar con altos impuestos, como estrategia para la reducción de su consumo. 

Ciudad de México, 23 de julio de 2025.- En el marco de la campaña internacional Kick Big Soda Out Of Sport (Saquemos a la Industria de Bebidas Endulzadas del Deporte), y rumbo a la Copa Mundial de la FIFA 2026, organizaciones civiles y expertos en salud pública alertan sobre el fenómeno del sportwashing, estrategia mediante la cual grandes corporaciones utilizan el deporte para lavar su imagen pública y ocultar los impactos negativos de sus productos.

El Poder del Consumidor, junto con expertos del Instituto Nacional de Salud Pública de México (INSP) y organizaciones de Colombia como Red PaPaz, llevaron a cabo el seminario virtual “Desenmascarando el lavado de imagen a través del deporte rumbo a la FIFA 2026”, con el objetivo de analizar esta problemática y proponer acciones para recuperar el deporte como un espacio genuino de promoción de la salud y el bienestar colectivo.

El sportwashing consiste en el aprovechamiento del prestigio del deporte para asociar productos dañinos con valores positivos como salud, éxito y superación. Empresas como Coca-Cola, líder mundial en la industria de bebidas azucaradas, utilizan eventos deportivos de alto perfil —incluyendo los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de la FIFA— para reforzar su presencia y reputación, mientras continúan promoviendo el consumo de productos que contribuyen a la pandemia de enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Las bebidas azucaradas y refrescos son productos tan nocivos que tanto organismos internacionales de salud, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), como instancias financieras, como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), han hecho llamados para reducir su consumo, debido no solo a que genera grandes daños en salud, sino que en consecuencia tienen un muy grave impacto en las finanzas públicas. 

“Esta estrategia no es accidental. Es un esfuerzo sistemático por desplazar políticas de salud pública, influir en tomadores de decisiones y consolidar el consumo de sus productos entre las poblaciones más jóvenes”, señaló Christian Torres, de El Poder del Consumidor, al presentar un análisis del historial de interferencia de Coca-Cola en políticas de salud y medio ambiente en México y América Latina.

Gabriela Argumedo García, del Instituto Nacional de Salud Pública, explicó que el sportwashing va más allá de los patrocinios: “Gobiernos, individuos o empresas como las de bebidas azucaradas que dañan la salud de las personas o del planeta, pueden ser sportswashers y utilizar el apoyo de la afición para borrar sus faltas.

FOTOS: REDES SOCIALES

El sportswashing utiliza un valioso patrimonio cultural con fines inmorales y, al hacerlo, lo degrada. Esta práctica puede hacer que los participantes en el deporte, como aficionados y atletas, se vuelvan cómplices”.

La campaña internacional “Kick Big Soda Out”, respaldada por organizaciones en más de 20 países, exige a los organismos deportivos internacionales romper vínculos con la industria de bebidas azucaradas. En el caso de la FIFA, el patrocinio de Coca-Cola desde hace más de cuatro décadas representa uno de los casos más emblemáticos de sportwashing a nivel global.

“Este es un llamado a recuperar el deporte como un espacio libre de industrias que promueven enfermedades. Promover el deporte y la actividad física sin la presencia de productos dañinos debe ser una prioridad para proteger la salud pública y el bienestar de las futuras generaciones en nuestra región,” concluyó Ana Larrañaga, moderadora del evento.

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