El Plan Nacional del Maíz Nativo Consagra la Soberanía Alimentaria

El Plan Nacional del Maíz

*La Raíz de la Transformación

Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo

El Plan Nacional del Maíz Nativo, presentado este jueves bajo el lema “El maíz es la raíz”, es una de las políticas de Estado más trascendentales de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Este programa va más allá de la mera agricultura, consolidando un profundo giro postneoliberal en la política alimentaria mexicana al priorizar la soberanía alimentaria, la economía social y el vasto patrimonio biocultural del país.

Después de décadas de un modelo neoliberal que sometió al campo a la dependencia externa y a la erosión de sus saberes ancestrales, este plan representa la reivindicación histórica de las comunidades campesinas e indígenas, auténticas guardianas de las más de 60 razas nativas de maíz que le dieron origen al mundo. El objetivo central no es solo producir, sino revalorizar el maíz como un pilar de la identidad nacional, asegurando que el pueblo de México recupere el control sobre su sistema alimentario, desde la semilla hasta la mesa.

​La necesidad de este cambio se gestó durante el periodo neoliberal, marcado por el TLCAN, que convirtió a México en un importador neto de maíz, inundando el mercado con maíz amarillo transgénico y deprimiendo los precios para los productores nacionales. Esta dependencia no solo fue económica, sino cultural, al desplazar a las razas nativas y poner en riesgo la biodiversidad milenaria. Frente a este abandono, fueron las comunidades las que mantuvieron viva la llama de la milpa, ese sistema de conocimiento ancestral que es más que un cultivo:

Es un ecosistema resiliente, simbiótico y una auténtica tecnología de punta en términos de sustentabilidad. El Plan Nacional del Maíz Nativo actúa como un reconocimiento y un apoyo directo a esta resistencia, promoviendo la agroecología como la alternativa viable y sana al uso de agroquímicos y transgénicos.

​El programa se estructura en un circuito virtuoso que abarca desde la conservación de la semilla hasta su comercialización. En el eje de Producción, se ofrece asistencia técnica agroecológica para optimizar la milpa y se provee de maquinaria ligera adecuada para la pequeña escala, lo que dignifica el trabajo sin violentar los procesos tradicionales. Sin embargo, el eje más innovador es la Transformación y Comercialización, que busca que las familias campesinas capturen una mayor parte del valor económico de su cosecha.

Esto se logra fomentando la creación de cooperativas (con un marcado enfoque de género al priorizar a las mujeres), y a través del establecimiento del Sello “Maíz Nativo”. Este distintivo actuará como un pasaporte a mercados de consumo consciente, garantizando un precio justo al evitar a los intermediarios y promoviendo la agregación de valor al transformar el grano en tortillas, totopos y tostadas comunitarias.

Que las familias campesinas capturen una mayor parte del valor económico de su cosecha.

La estrategia de implementación comienza de manera gradual y estratégica. La primera etapa (2026-2030) se focalizará en el sureste de México, una región de alta diversidad biocultural y una deuda histórica de justicia social. La meta inicial es ambiciosa: beneficiar a 677 mil familias en 886 mil hectáreas, con el objetivo de escalar a 1.5 millones de productores en 29 estados para el año 2030, logrando un incremento del 50% en la producción de maíz nativo.

Este enfoque territorial asegura un aprendizaje operativo y permite adaptar el modelo a las distintas realidades agroecológicas del país, demostrando el compromiso con las zonas más vulnerables de la República.

@_Melchisedech

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